miércoles, 22 de mayo de 2013

Fight - A small deadly space.



Hoy, revisando entre mis "joyitas musicales", llamados también cd's, encontré este álbum que realmente nunca suelo recordar. ¿Por qué será?

A ver...recuerdo que cuando obtuve este cd, no era éste realmente mi propósito, por esos días yo andaba buscando el Painkiller de Judas Priest, y en eso, el vendedor me hace una muy buena oferta si me llevaba también este disco de Fight.

Claro que sabía de este proyecto de Rob Halford tras su salida de los legendarios Judas, pero aún era algo nueva en el asunto, así que no me llamaba mucho la atención este álbum, o quizás si me producía gran curiosidad oírlo, pero no tanto como el querer tener entre mis manos el Painkiller.

Si mal no recuerdo, llegó en un mes de Agosto. Llegué a mi casa luego del colegio, mientras mi mamá tenía el paquete que había llegado a la casa donde venían los dos cd's. Rápidamente fui a mi habitación y puse el Painkiller...qué puedo decir, volé, soñé, volé y volé, fue realmente un espectáculo mágico. 
Luego fue el turno de Fight, junto a su A small deadly space y chan chan !, no podría decir que fue un horror, porque en realidad no lo fue, pero si me decepcionó mucho. 
¿Este era el proyecto del Metal God?, pero si era él mismo el que me hacía volar con su voz que encajaba perfectamente con K.K., Scott (o Dave), Glenn e Ian.

-Nadie puede ser perfecto- pensé, luego comencé con mi eterno cuestionamiento sobre la perfección y su real significado. Al final terminé enredándome en mis propios pensamientos como si fueran hilachitas difíciles de desatar, para terminar concluyendo que si mi mente tomó otro rumbo del que debía, fue porque el debido no me interesaba. 
Y así era, el A small deadly space no me llamó ni la más mínima atención, pero el hecho de que no me llamara la atención hizo que lo "perdonara" por así decirlo, ya que reafirmó mi teoría sobre lo bueno y lo malo y su perfecta sincronía.







Facetas.






Miles de caras hacia el mundo, miles de defensas hacia la sociedad. 
Podría poner mil facetas, pero nadie me conocerá de verdad.